Luego de 6 horas de trabajo y 4 horas de cursada la cabeza no me da más para más, ni siquiera para ver "En síntesis". Igual me metí en un cyber para llenar un poco este espacio, el mío, con alguna que otra descripción de esta jornada.
En cuanto a lo laboral fue bastante productivo y en su efecto desgastante, hablé por teléfono con 80 personas, por decir una cifra, repetí 25 veces unas 30 preguntas. En eso consta mi trabajo, simplemente como el de tantos otros que son manos de obra de la producción, se trata de prender el piloto automático, detener el pensamiento para producir reproduciendo el sistema. Hasta creo que puedo hacer una encuesta con los ojos cerrados; estadísticas, estadísticas, sexo, edad, "Me interesa tu consumo del día, y sí ... sos un número".
Al fin salgo del trabajo, un día para mí ideal: no faltó nada para la caminata, ni el sol ni un poco de vientito "de playa", en esas condiciones sí puedo pensar, pensar, pensar hasta donde den mis neuronas, claro está.
Caminé del trabajo a la facultad pensando en que debería estar haciendo algo que me dé mucho placer, la carrera a esta altura es casi un trámite, ya no me es placentera. En los primeros años de estudio estaba el encantamiento natural hacia todo aquello que es nuevo, luego su consecuente y también natural desencantamiento, preguntarse una y otra vez "¿el camino es por acá?" y no encontrar una respuesta certera a esa pregunta. Los últimos pasos son cada vez más largos porque el encanto ya se fué, porque ahora queda mucho esfuerzo para terminar, robarle el título de Licenciada en Ciencias de la comunicación a la UBA y punto. ¿Licenciada de qué?, ¿licenciada para qué?, "¿Vos qué estudiabas?" "una carrera de mierda". Yo misma boicoteo la carrera en mi discurso, algunas veces la defiendo, sobre todo cuando me enfrento a estudiantes de periodismo de escuelas privadas. Ahí si flameo la banderita de estudiante de sociales, de la UBA, en todo caso supongo que la defensa va en dirección a la universidad pública más que a la carrera.
En cuanto a lo laboral fue bastante productivo y en su efecto desgastante, hablé por teléfono con 80 personas, por decir una cifra, repetí 25 veces unas 30 preguntas. En eso consta mi trabajo, simplemente como el de tantos otros que son manos de obra de la producción, se trata de prender el piloto automático, detener el pensamiento para producir reproduciendo el sistema. Hasta creo que puedo hacer una encuesta con los ojos cerrados; estadísticas, estadísticas, sexo, edad, "Me interesa tu consumo del día, y sí ... sos un número".
Al fin salgo del trabajo, un día para mí ideal: no faltó nada para la caminata, ni el sol ni un poco de vientito "de playa", en esas condiciones sí puedo pensar, pensar, pensar hasta donde den mis neuronas, claro está.
Caminé del trabajo a la facultad pensando en que debería estar haciendo algo que me dé mucho placer, la carrera a esta altura es casi un trámite, ya no me es placentera. En los primeros años de estudio estaba el encantamiento natural hacia todo aquello que es nuevo, luego su consecuente y también natural desencantamiento, preguntarse una y otra vez "¿el camino es por acá?" y no encontrar una respuesta certera a esa pregunta. Los últimos pasos son cada vez más largos porque el encanto ya se fué, porque ahora queda mucho esfuerzo para terminar, robarle el título de Licenciada en Ciencias de la comunicación a la UBA y punto. ¿Licenciada de qué?, ¿licenciada para qué?, "¿Vos qué estudiabas?" "una carrera de mierda". Yo misma boicoteo la carrera en mi discurso, algunas veces la defiendo, sobre todo cuando me enfrento a estudiantes de periodismo de escuelas privadas. Ahí si flameo la banderita de estudiante de sociales, de la UBA, en todo caso supongo que la defensa va en dirección a la universidad pública más que a la carrera.
En verdad, yo quisiera ser autodidacta, leer un poco de aquí, de allá, qué me importe un pito la presión social, o también en mi caso presión familiar, de obtener un título a toda costa. Sinceramente creo que después de un par de años de terapia y mucho análisis propio me fui sacando esa mochila de encima, pero en el fondo sigo creyendo que no obtener el título universitario es ser una mediocre. Después de eso qué, ¿De qué se trata la vida? Dudo que de algo estúpido como eso o como casarse, formar una familia, etc. Creo que ya estoy lo suficientemente madura intelectualmente para creerme ese mundo prefabricado. Entonces de qué se trata, de regreso a casa lo iré pensando aunque ese discurrir de pensamientos no tiene fin. Por hoy abandono aquí punto.
2 comentarios:
Menos mal porque la verdad que se puso bastante grosso el comentario final. Digo, para qué tanta perorata si al final de cuentas usted va a hacer lo que tenga que hacer.
Anímese a contradecirme si no pero dígame: ¿usted cree que va a dejar?
Si es un momento de poco entusiasmo, bueno, entonces no hay de qué preocuparse... sino, pregúntele a Luna
No, Funes, no voy a largar todo a esta altura!. Sé que paso por un período que a todo estudiante le agarra en algún momento de cualquier carrera. Pero, bue, a veces pienso que si yo realmente estoy haciendo lo que quiero o lo que se supone que tengo que hacer porque las cosas son de tal manera. Igual a medida que avanzo un poquito más me despreocupo un tanto de las inseguridades, me digo "take in easy, disfrutá de lo que puedes" y las cosas las veo mejor.
Saludos
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