En la cola del Farmacity él le da un beso a ella mientras ambos “discuten” si llevar o no chocolates. Yo los miro con cierto desdén como si quisiera algo de aquello que veo, y me compro un alfajor para llenarme de lo único dulce del día.
En el 80, sentada en los asientos de a dos con la cabeza pegada a la ventanilla, me acuerdo de las palabras atardecidas de M. . Así como si nada le pregunté en qué andaba, a lo que él, también así como si nada, respondió que estaba viviendo con ella. Así como si nada le dije que cada vez que hablaba con él podía medir el paso del tiempo, él comentó que no compartía mi sensación.
La charla no sorprende y sólo queda lugar para la confirmación de pensamientos como aquel que sentencia que nunca compartimos más que nuestra propia soledad, y la revelación de saber qué bueno que sea ella y no yo. Cuando llego a casa no estoy tan segura de esta última afirmación, pero al ver caer el agua de la ducha sobre mí pienso que hoy todo es mucho más claro que ayer.
3 comentarios:
Debatir si comprar o no chocolates en el farmacity de Cordoba y Uruguay, es un clásico con mi querido.
Luego, en la ducha, encuentro la soledad conmigo mismo, y digo lo que esta bien o mal, y veo que hoy estoy un poco mas despierto que ayer...
Perdon, pero estoy probando esto del blog.
Besos niñia, hasta luego
Nena, nena, fuiste otra de las que me movió a comenzar esta cosa internética. Por eso estás invitada.
"Los suicidadas siempre eligen Flores" me pareció un grandioso titulo para una obra de teatro!
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