La verdad es que no sé... que nada... que sé yo...

...y otra vez nada.

Leo un post de Lolamaar que habla sobre la dificultad de escribir en el blog como si fuera un diario y este post que habla de la escritura en el blog como una necesidad pornográfica, y no puedo dejar de pensar en esas cuestiones.

Uff, escribir aquí sólo por escribir, pero a veces no hay nada que poner como hoy, como antes de ayer o como hace varios días. Mi mente está en 0, en blanco. No está ni en el exámen final que debo rendir el lunes ni en lo que se debate en la agenda de los medios hoy, ni en la lista del supermercado ni en la plata que tengo en mi haber ni en el laburo de mierda que tengo , tampoco está en el futuro. ¿Dónde está? ¿En qué ando? No lo sé, o sí lo sé, pero no tengo pretensión de mostrar todo por aquí ¿Para eso no estaban los amigos, el cuaderno de escritura o, en su defecto, algo más real como terapia?

Bueno empecemos por decir que la semana pasada no hubo terapia, no hubo porque lo decidí yo cuando se hizo la hora de partir y me quedé mirando el techo unos minutos hasta que la hora de partir se esfumó en mi reloj. La razón por la cual no fui es la misma por la cual hace días que no escribía por acá: sencillamente no tenía ganas de hablar de mí. A veces me harto de hablar de mí, me harto me harto me harto.

Sin embargo cuando todo parece muerto hay signos de vitalidad, y acá estoy otra vez. La vida, la mía, la de él, la de ella, la de varios; los vacíos míos, los ajenos; todo eso metido aquí dentro parece ser algo.

Al igual que Lola yo pienso en este blog como un experimento donde me animo a la escritura de lo que salga en el momento, algo así como instantáneas, quizás una etapa; tal vez sea nada, quizás sea todo lo que ahora tengo en mi mente, quizás debería concentrarme en el final; no sé, qué sé yo, nada.