Martes 13

"¿Cuál es mi nivel de deseo alcanzado?" me dijo hoy una mujer mientras le hacía una encuesta política, "ja, no, nivel de estudios alcanzado" le aclaré yo. Ella no reparó en el significado de la equivocación, pero a mí me pareció lo más simpático de mi jornada laboral. Ojalá hablaramos de sus deseos, de nuestros deseos. Ojalá se tratara de eso.

Luego, en mi largo día de trabajo, estallé ante la prepotencia de una encuestada cuando se quejó de que yo no la estaba escuchando, aunque la verdad era efectivamente que no la estaba escuchando. En vano fue mi intento cuando quise explicarle que había trabajado todo el día de ayer, que estaba apurada porque estaba acostumbrada a que la gente no me tuviera paciencia y que hoy estaba muy cansada y que me disculpara. No le hablé que estaba harta de mi trabajo, no le dije "Sra váyase a la mierda, las dos sabemos que esto no sirve nada más que para ganarme unos pesos yo". En cambio respiré hondo, callé, corté el teléfono, fui al baño a secar mis lágrimas y me prometí no volver a trabajar 12 horas por día durante este mes. Ya me hice esa promesa antes, es más me la hice ayer a la noche cuando no pude leer ni una página de la novela que estoy leyendo.

Mi día fue así, mitad cansador, mitad violento, totalmente real. Eso es todo, cortito y volviendo al ruedo de a poco.

A pedido de Funes y Lunita ( que pedían que actualice).