Suspiros a un ritmo galopante, movimientos hechos de memoria corporal. Odiar. Rastrillar el alma. El sinsentido desafiante en cada pensamiento. Charlas de ayer a hoy que dejan migas de nostalgia. Me gustaría hacer esgrima, nadar en los lagos fríos del mundo, perder los miedos y escuchar mi corazón sin tener que rastrillar el alma.